El Herraje

El herraje se muestra, hoy mas que nunca, indispensable en la vida del caballo. A medida que el caballo fue perdiendo su interes como motor, y pasó a convertirse en deportista, su dependencia del herrador es tanto mayor cuanto mayor es el nivel en que se mueve.

Un buen herrador vale su peso en oro. Un mal herraje puede arruinar un caballo para toda la vida y, desgraciadamente los herrajes incorrectos abundan, y a menudo incluso se fomentan.
 

 
El papel del herrador es fundamental para el manejo de nuestros caballos. Un herraje adecuado, realizado de acuerdo con los mas sólidos principios científicos, puede marcar una gran diferencia para el bienestar y las prestaciones del caballo. Divulgar este concepto ha sido la razón de publicar estos artículos sobre aspectos del herraje y cuidado de los cascos.

La estructura del casco esta diseñada para proteger las partes vivas del pie. La tapa o muralla, no es tejido muerto según la creencia de la gente. Simplemente es insensible. Las células van queratinizandose a medida que descienden y pierden toda sensibilidad, lo que no quiere decir que estén muertas. Se nutren del plasma sanguíneo, del que se embeben por osmosis desde la vena marginal que recorre longitudinalmente cada laminilla del casco. Esta hidratación es la que mantiene el casco lustroso, brillante y con el equilibrio dureza-elasticidad.

De otra parte debemos saber que la muralla la forman dos rodetes o tejidos formadores de casco. El rodete principal es el que forma la parte mas gruesa de la muralla y el rodete perioplico que forma el periople, fina capa de barniz que protege la unión entre la piel y el casco (algo parecido a la cutícula de nuestras uñas).