Los traumas en los caballos

El caballo, por naturaleza, tiene un carácter manso y amigable, aunque conserva un instinto de supervivencia que en ocasiones le hace ser espantadizo y desconfiado. Algunos ejemplares son más propensos que otros a asustarse de todo aquello que desconocen, por lo que está en manos de cada jinete lograr con calma y paciencia que su montura supere sus miedos o, como mínimo, tratar de que éstos no desemboquen en un ataque de pánico y se conviertan en un trauma para él.
Para el caballo en libertad, el hombre supuso durante muchos años una gran amenaza, al ser, a lo largo de la historia, uno de sus depredadores. Pero con el paso de los años, el hombre ha hecho grandes avances para entender y comunicarse con los caballos, y ha conseguido desarrollar un lenguaje natural para facilitar su adiestramiento, tratando de hacerle entender al animal que no somos una amenaza para él; al contrario, formamos parte de su manada. Así, en todo período de formación es importante que el adiestrador sepa exactamente cómo ha de actuar con el caballo. En la doma del potro es primordial trabajar con mucha paciencia, puesto que una mala instrucción dada usando la violencia o no teniendo en cuenta la naturaleza del equino podría causar en éste un trauma que dificultaría su posterior trato pie a tierrra o montado.
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